lunes, 24 de diciembre de 2007

Rec (Grabando)

Hace unos días, un amigo nos regaló a Wendy y a un servidor unos tickets canjeables por unas entradas para el cine. Hace meses que no íbamos al cine, así que el regalo nos entusiasmó, y ayer fue el día elegido para el gran evento. Fuimos a los cines y miramos el horario de las sesiones. Queríamos ver varias películas: "La habitación de Fermat" y "El orfanato" eran nuestras predilectas, pero comenzaban dos horas después. Justo en ese momento, comenzaban los anuncios en la sala donde se proyectaba "REC", la última película de Jaume Balagueró.

Balagueró es un director que me encanta y he visto todas sus películas, excepto, por supuesto, "Operación Triunfo". Él siempre explica que, de vez en cuando, se debe hacer una película a disgusto pero en la que paguen bien, para que así uno pueda hacer las películas que quiere. Le perdonamos. Excepto por ese monstruo cinematográfico con tintes de marketing, más que de séptimo arte, su carrera es excelente. "Los sin nombre", "Darkness" y "Frágiles" (espero que haberme dejado ninguna) son espeluznantes.

Y he conseguido que a Wendy también le guste. Así que entramos en la sala corriendo para ver la que dicen que es la película más terrorífica de los últimos años. Sin palabras.



Acabé la película con dolor de mandíbulas de tanto apretar los dientes, con las manos dormidas de lo fuerte que agarré los apoyabrazos... Incluso, en cierto momento de la película, Wendy soltó mi mano quejándose del daño que inconscientemente le estaba infringiendo a sus delicados dedos. Es terrorífica. Al principio, no parece una gran película, es un poco lenta... Pero poco a poco la acción se vuelve trepidante y te mantiene en tensión para el resto del film.

Se la ha comparado con "Blair Witch Project" por el uso de la cámara subjetiva, pero "REC" la supera en todos los sentidos: tensión, argumento, miedo, incluso en lo que se llega a ver. Estas películas adolecen a veces de que no se ve casi nada, en "REC" no se ve nada hasta que, de pronto, se ve TODO. También se la compara con "28 días después" (otra gran película de terror), pero únicamente tienen en común el tema de los zombies, por el resto son totalmente diferentes.

Creo que uno de los mayores aciertos de Balagueró en esta película es el uso de un escenario como los rellanos de un edificio cualquiera (combinado con la participación de actores y actrices poco conocidos). Esta combinación le da mucho realismo y activa nuestro chip del miedo colectivo. Quien no ha escuchado ruidos extraños o gritos en algún piso mientras subía las escaleras, o por la noche a quien no se le ha apagado las luces y se ha quedado a oscuras entre rellano y rellano. Estos hechos cotidianos se convierten en los protagonistas de esta película de miedo. A una compañera de trabajo de Wendy todavía le dan reparo las escaleras de su edificio una semana después de ver la película. No me extraña, hoy he ido a comprar y he sentido esa extraña sensación mientras bajaba a la calle. Ese ruido indeterminado dos pisos arriba, una puerta que se cierra y que no podemos localizar...

La película también me ha hecho reflexionar sobre otra cuestión. Es curioso como en la película más famosa de zombies "La noche de los muertos vivientes", estos seres horrendos se movían a paso de tortuga y su mayor peligro residía en su mayor número. Recuerdo que la casa acababa rodeada de zombies que no se detenían ante ninguna puerta o ventana, pero que se movían lentamente. Sin embargo, ya desde "28 días después", en las actuales películas de zombies estos corren, como llevados por el diablo, y son mucho más agresivos y peligrosos que los de los años 60 y 70. Incluso, ahora ya no son muertos que por alguna razón extraña vuelven a la vida, sinó que son enfermos de un extraño virus, muy parecido a la rabia, que les lleva a un estado de agresividad total, y no ya a un estado de alma en pena. La sociedad es cambiante, evoluciona, y el cine es un reflejo de ello. Los zombies lentos de los años 70 ya no dan miedo, porque estamos acostumbrados a que un Rambo o un Schwarzenegger de pacotilla pueda matar a 200 malos sólo con un machete. Por lo que los zombies, como todos, han tenido que evolucionar y convertirse en seres rápidos, agresivos e incluso más indiscriminados que los vampiros o que los terroristas islámicos, para volver a poblar nuestras peores pesadillas.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Recuerdos

Las fechas navideñas estimulan a la memoria. Quizás sea debido a las lucecitas que decoran las calles, o al hecho que todas las televisiones programan películas edulcoradas y concursos solidarios, o a que, como cada Navidad, se repiten los mismos hábitos sociales: montar el belén, montar el árbol de navidad, montar la decoración y montar un cristo cuando por otro año consecutivo no nos ha tocado el Gordo de Navidad. Así pues, y como uno no es de piedra, he recordado uno de los primeros regalos que quise regalar. A mi madre le encanta 'El bolero de Ravel', esa obra maestra de la música contemporánea. Curiosamente, a Wendy también le encanta esta obra musical, lo cual me hace pensar que debería ir al psiquiatra, por si acaso tengo uno de esos síndromes con nombre de mito griego, ya que no es normal que a todas las mujeres de mi vida les guste esta canción. Pero dejemos a un lado mis manías y paranoyas subconscientes (o inconscientes, debería repasar mis apuntes sobre Freud). Por esa época, sólo teníamos 'El bolero de Ravel' en disco de vinilo y nuestro giradisco estaba estropeado, por lo que pensé en regalárselo en Compact Disc...

Nota del Autor (que, aunque no tenga nada que ver con la historia, me apetecía escribir): Imaginaos al viejo Peter Pan, delante de su ordenador, con un cigarrillo medio consumido y acariciándose el mentón. Una voz en off dice: Nunca olvidaré el momento en el que sentí que me hacía mayor. Y, ahora, fijaos que la imagen se difumina, mientras el humo del cigarro invade la totalidad de la pantalla. El humo se esparce y aparece un joven Peter Pan en una clase de la Universidad. La voz en off continúa: Fue hace unos pocos años, yo contaba con 22 años y estaba en primero de Periodismo, rodeado de jóvenes recién salidos del instituto, que contaban a lo sumo con 19 años. La profesora de radio nos explicaba como manejar un disco de vinilo para que sonara en directo. Consistía en girar al revés el disco, no para escuchar mensajes satánicos, como muchos hemos hecho con los discos de AC/DC, sinó para encontrar 'auditivamente' e intuitivamente cuando y donde comenzaba la canción. La profesora pidió un voluntario para que lo hiciera. Una compañera se ofreció y comenzó a girar el vinilo. Cuando se escucho el primer sonido, mi compañera continuó girando el disco, mientras la profesora le preguntaba porque no paraba de girarlo. Lo volvió a intentar varias veces, pero siempre giraba de más el disco. Al final, la profesora le preguntó porque le daba tantas vueltas y no paraba nunca. Mi compañera respondió: "Es que estoy buscando donde comienza, pero no lo veo. No se ve bien". Por supuesto, la chica nunca había visto un disco (bien al contrario, mis primeros discos fueron de vinilo), por lo que no sabía que el disco hay que 'escucharlo', ya que es imposible encontrar el punto donde comienza una canción. De ahí que también se le llame Microsurco.

Vuelta al presente gracias al mismo efecto del humo difuminando la imagen...
Como iba diciendo, o mejor dicho, escribiendo, decidí regalarle a mi madre el CD del 'bolero de Ravel'. Ahora, viene un flashback, mucho más lejano en el tiempo que el anterior. En esta ocasión la imagen pasará del color al blanco y negro... Incluso, para aquellos amantes del cine antiguo, podría tener la apariencia de una película muda, con música de fondo y los diálogos escritos, ahí cada uno con su imaginación.

Yo contaba con sólo 10 años, pero mis ideas anticapitalistas ya estaban totalmente asentadas en mi mente. Así que, en lugar de ir a un gran almacen para buscar el CD, fui a una pequeña tienda de música dispuesta al lado del mercado municipal. Llegué a la tienda y dije decidido: "Perdone, ¿tienen el bolero de Ravel, por favor?". La dependienta hizo que no con la cabeza y respondió con una sonrisa: "No, pero si quieres, tenemos 'Los boleros de Moncho'". "No, gracias", fue mi escueta respuesta. En aquel momento, me tuve que comer mi orgullo con patatas y cogí el metro en dirección al centro de Barcelona. Poco después, apenas veinte minutos, ya tenía en mis manos el preciado regalo. Por supuesto, lo había encontrado sin ningún tipo de problemas, y con una oferta del 20% de su precio, en una de las estanterias de la sección de música de El Corte Inglés.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Disculpas

Se me cae la cara de vergüenza cada vez que entro en mi blog. Hace meses que no escribo con cierta asiduidad y esto me llena de pena y de rubor. Quizás, es que no tengo nada interesante que explicar...

Aún así, espero que entendáis que una persona como yo, que ha visitado durante décadas mundos extraordinarios junto a Campanilla, necesite un tiempo prudencial para asimilar todos estos extraños comportamientos que vosotros llamáis, con una cierta frivolidad, 'tradiciones' o 'costumbres'.

Así que he decidido aprovechar las vacaciones de Navidad para escribir todo aquello que he estado pensando, pero que no he plasmado en la pantalla, durante estos meses de silencio cibernáutico. Escribiré un post por día, sí señor, sin miedo a equivocarme, sin miedo a las represalias, sin miedo a quedarme en blanco... Simplemente, escribir.

Ahora estoy mucho más tranquilo... Así que me voy a cenar... Mañana escribiré mi primer post diario... No hay que forzar a la mente, aún podría ser que toda esta energía renovada se escapara por alguno de mis poros... Realmente, uno se queda mucho más relajado después de tomar una decisión trascendental...