Un amigo me dijo hace tiempo que la melancolía es una buena herramienta para la creación artística, pero una nefasta opción de vida. La verdad és que no estoy melancólico. De hecho no tengo tiempo a estarlo. Por suerte, tengo infinidad de cosas por hacer. Algunas, obligadas; las otras, porque me gustan. Desde hace un tiempo, he conseguido trampearle algunos minutos al tiempo.
Una prueba de ello es que he vuelto a escribir en este blog. Este mismo amigo me dijo, otro día, que lo importante no era la meta, sinó el camino que se ha seguido hasta ella. Estoy de acuerdo. Pero considero que, en algunas ocasiones, el camino es demasiado confuso, largo y pesado, como para no valorar en su justa medida el lugar donde se ha llegado.
lunes, 28 de febrero de 2011
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