Escribo esta nueva cita del libro "León el africano", de Amin Maalouf, como quien lanza una brizna de hierba al aire:
"Muchas veces, los amantes se cogen de la mano y sueñan juntos con la felicidad que los espera. Pero por mucho que vivan, nunca serán tan felices como en ese instante en que sus manos se enlazan y sus sueños se mezclan".
viernes, 12 de abril de 2013
Descubriendo tesoros
Desde hace unos días estoy inmerso en el maravilloso libro "León el africano" de Amin Maalouf. Se lo robé hace unos días a mi padre... Siempre me ha fascinado su portada, con el retrato de un árabe entrado en años y en sabiduría, y en cuanto he tenido oportunidad lo tomé de su estantería, no sin antes obtener su beneplácito.
Así pues, ayer estaba yo en plena lectura, con Wendy a mi lado deshaciendo y rehaciendo uno de sus puzzles (tiene cuatro que va haciendo y rehaciendo como si cada vez fuera la primera vez). De pronto, me encontré con esta frase, que me llegó al alma: "Muchos hombres descubren el ancho mundo intentando sólo hacer fortuna. Tú, hijo mío, tropezarás con un tesoro al intentar conocer el mundo".
No pude reprimirme e interrumpí a Wendy para leérsela. Ella sonrió, con esa sonrisa que quiere decir "que guapo estás cuando te pones bobo" y soltó "Ay, mi poeta". Hace años hubiera acompañado estas palabras con un abrazo y un beso. Ayer simplemente sonrió coqueta.
Es lo bueno que tienen los años de convivencia. Ya no hacen falta gestos para disimular el sarcasmo. El sarcasmo es aceptado como uno más de los gestos que acompañan al amor.
Así pues, ayer estaba yo en plena lectura, con Wendy a mi lado deshaciendo y rehaciendo uno de sus puzzles (tiene cuatro que va haciendo y rehaciendo como si cada vez fuera la primera vez). De pronto, me encontré con esta frase, que me llegó al alma: "Muchos hombres descubren el ancho mundo intentando sólo hacer fortuna. Tú, hijo mío, tropezarás con un tesoro al intentar conocer el mundo".
No pude reprimirme e interrumpí a Wendy para leérsela. Ella sonrió, con esa sonrisa que quiere decir "que guapo estás cuando te pones bobo" y soltó "Ay, mi poeta". Hace años hubiera acompañado estas palabras con un abrazo y un beso. Ayer simplemente sonrió coqueta.
Es lo bueno que tienen los años de convivencia. Ya no hacen falta gestos para disimular el sarcasmo. El sarcasmo es aceptado como uno más de los gestos que acompañan al amor.
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