lunes, 17 de marzo de 2008

Pequeña reflexión en voz alta (III)

¿Por qué nos empeñamos en creer que tenemos razón y que nuestra verdad es la verdad absoluta, si durante más de 10.000 años la humanidad ha intentado por medio de filósofos y clérigos encontrar la 'verdad' y ha fracasado? ¡Cuantas energías malgastadas!

domingo, 16 de marzo de 2008

Pequeña reflexión en voz alta (II)

¿Por qué todos corremos tanto, de aquí para allá, sin descansar, si al final siempre acabamos haciendo cola?

Pequeña reflexión en voz alta

¿Por qué, sin ninguna razón aparente, de pronto, en la situación más inverosímil, recordamos a alguien de nuestro pasado, e inmediatamente nos ponemos tristes?

viernes, 7 de marzo de 2008

Aldeas

Llevaba unos meses viviendo en aquella aldea... Bueno, en realidad, vivía en sus esquinas, en sus rincones, en sus establos, ya que los aldeanos nunca aceptaron mi llegada y se negaron desde un principio a que cualquiera de ellos me diera morada, cena, cama o abrigo. Pero aquella aldea era estupenda y me gustaba. Así que, pese a la reticencia de los aldeanos, decidí vivir en ella, aunque fuera durmiendo en sus calles. Cada noche buscaba la mejor estancia según mi ánimo y el estado atmosférico, claro. Si llovía, elegía un establo... Si se podían ver las estrellas, un descampado un tanto alejado del pueblo... Si hacía frío, en un pajar... Así subsistí durante un tiempo.

Fue una noche cualquiera, no era especial, ni había luna llena, mientras paseaba a oscuras por el pueblo, cuando una puerta se abrió a mi paso. El aldeano me miró, me sonrió y me explicó que aquella mañana me había visto subir a una higuera para coger uno de sus frutos. Él tenía hectáreas de higueras y necesitaba un ayudante. Me preguntó si me interesaba. Yo dije que sí y entonces me hizo pasar. Me explicó que ningún trabajador suyo viviría en la calle... Me ofreció morada, comida y compañía mientras trabajara para él.

En ese momento pensé que aquello que había deseado tanto en otras épocas, a base de tiempo y costumbre, se me presentaba ahora como algo insulso y, peor aún, como una especie de prisión. Nunca más podría volver a elegir el lugar donde dormir, no podría volver a elegir aquello que me venía en gana comer, ni la hora de pasear, ni la hora de dormitar... A partir de entonces debería seguir el escrupuloso horario del aldeano y, a cambio, él elegiría donde dormiría yo, aquello que comería y cuando descansaría...

La tentación fue fuerte... Pero finalmente escogí trabajar para aquel hombre. A veces, me pregunto porque hice esa elección, entonces me acomodo las mantas y duermo como un tronco.

jueves, 6 de marzo de 2008

Supersticiones

Creo que Wendy es atea: la verdad es que Dios nunca ha participado ni capitalizado demasiado nuestras conversaciones diarias. Pero es extremadamente espiritual. Nuestra casa está repleta de libros de Paulo Coelho, de magia, de hadas, de chakras, de reiki, de quiromancia (no confundir con tauromaquia: la magia de los cornudos)... Hace un mes, su atención se centró en el poder curativo de las piedras. Cansada de un mal de ojo boomeríntico que no supimos esquivar, comenzó a devorar los libros sobre este tema y arrasó con las pocas tiendas especializadas de Gràcia. Se hizo un amuleto que según ella le traería buena suerte. A pesar de mi escepticismo, tengo que reconocer que después de una semana la mayoría de nuestros problemas se solucionaron.


Ante esta experiencia, ha dedicado estos últimos días a la confección de amuletos para algunas personas que conoce. A cada uno nos ha hecho un amuleto a nuestra medida, teniendo en cuenta nuestra situación vital. Desde ayer llevo una turmalina colgada a mi cuello. La turmalina es una piedra volcánica, por tanto, es de color negro, está quemada pues surgió de las entrañas de la tierra, sus ingredientes son el fuego, el calor y una explosión final que la puso al alcance de los geólogos. Según Wendy es una piedra muy potente, que permite una mayor concentración, una mayor inspiración e intuición, en el plano profesional ayuda a tomar decisiones rápidas, concretas y acertadas. Eso espero ya que pesa un poco... No me acordé de preguntarle sus posibles efectos sobre mis cervicales!!!


Aún así la llevo puesta. Nunca he sido demasiado supersticioso, pero... Y si me la saco, ¿qué pasaría?... De momento, prefiero que quede la duda. Creer, no creo; pero haberlas, haylas.

Airear la habitación

Entre el viento huracanado, las temperaturas gélidas de este marzo, los sondeos electorales y la presidencia episcopal, los rayos del Sol bañan mi habitación desde primeras horas de la mañana. El rey astro impone su fuerza sobre la luna y se aposenta en nuestra vida ensanchando su reino minuto a minuto, metro a metro, dia a dia. Ya llegarán los nubarrones, pero hoy el Sol es el rey.