martes, 24 de abril de 2007

Entrar al armario

El otro día fui a visitar por primera vez a los amigos de L'Armari (Riereta 11, junto a la Rambla del Raval), una galería de arte que sobrepasa los límites de la cultura y el sentirse como en casa. Unos sillones para sentarse, unas copas para inspirarse e inteligente conversación para volar. Jay y Merlí le dan al lugar el toque de magia que necesita una ciudad frenética y convulsa. A sólo 500 metros tienes las Ramblas con sus idas y venidas, con sus sombreros mejicanos sobre ingleses borrachos e insultantes, con sus estatuas pacientes que en ocasiones pierden la paciencia ante tanto ajetreo... Que el ayuntamiento se quede con su Rambla de postal y vómito; yo me quedo en L'Armari, un isla de reposo y calma entre tanto alboroto. El instante más mágico de tu visita es cuando decides internarte en el armario del fondo y descubres lo que hay al otro lado del espejo... Es un instante tan solo, ya que al cabo de poco rato debes volver al mundo real y cruzar otra vez el espejo.

Esta iniciativa cultural y anímica reanima las ganas de volar.

Para amenizarlo, al día siguiente vi la película "Las 9 revelaciones", basada en el libro homónimo de James Redfield. En esta novela de aventuras, se habla del hallazgo de un manúscrito de la cultura ínca, en el que se habla de una profecía. Esta profecía, al contrario de lo que estamos acostumbrados, no pronostica el fin del mundo, bien al contrario. La profecía alecciona al ser humano sobre su evolución y sobre el camino que debe elegir para ser cada día un poco mejor. La profecía indica nueve revelaciones que hará del ser humano una ser mejor para sus congéneres. Me quedo con la Primera Revelación que explica que todo lo que ocurre no sólo es casualidad, azar. Las cosas ocurren por una razón y debemos seguir nuestro instinto, fijarnos en las señales, para completar nuestro camino. El escritor Paulo Coelho lo definió así: "Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño". ¿Por qué nos obstinamos en ver la mala suerte a cada esquina? ¿Por qué un mal paso nos atemoriza y nos impide seguir caminando? Un proyecto nuevo nos debe costar sudor y lágrimas para saber apreciar su valor. Si un camino se nos cierra, debemos coger otro, pero siempre conociendo nuestra meta, seguir adelante aunque sea por caminos secundarios, por sendas inhóspitas.

Todo esto era para recomendaros para esta semana un libro, una película y un local, para mí pilares fundamentales de la cultura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también he tenido la suerte de entrar en l'Armari y realmenmte fue una sensación mágica, inexplicable e inigualable.
Una vez ya has entrado, y has decubirto su interior, vale la pena quedarte un rato para poder observar la cara que va poniendo la gente al meterse alli dentro. No sabes lo que hay, no sabes lo que te espera, desconoces realmente lo que te vas a encontrar en el otro lado.
A parte de poder gozar del descubrimiento del interior de l'Armari, puedes disfrutar de la explosición de fantásticos cuadros que cubren parte de la pared, de una música buena que te permite conversar con tus amigos/as y de una amplia variedad de gente con la que hacer nuevas amistades.
Os aconsejo que vayais, podeis no volver, pero con la satisfacción que saldreis seguro que os hará volver.

Anónimo dijo...

I anem a la gran com els grans grups!!!

Ebiddor a razzmataaaaaaaaaaaaaaazz!